Nos levantamos pronto, en la misión católica hay un colegio y ya temprano se oye el gentío, los niños comienzan a llegar a partir de las 7 de la mañana, nos acercamos al comedor a desayunar y nos miran con curiosidad.
Antes de marcharnos nos despedimos de la hermana Cruz, que nos encomienda le traigamos una maleta a España, la cargo en el asiento del copiloto, me da las llaves y me dice que va llena de dibujos.
El camino hasta Ndende transcurre con normalidad, los controles policiales de rigor, de los que intento escaquearme, se pierde mucho tiempo en ellos. Vemos gente de Acciona trabajando en la carretera, es buena en general algunos tramos asfaltados y otros de pista en buen estado.
Al llegar a Ndende nos acercamos al puesto de inmigración para preguntar por el horario, como no abren hasta las 9 de la mañana decidimos hacer los trámites en el momento para así aprovechar mañana la madrugada.
Preguntamos por un hotel y muy amablemente nos indican uno con aire acondicionado que está al lado de la estación de servicio, nos dirigimos para allá pero por desgracia no quedan libres habitaciones refrigeradas, sólo disponen de cuartos con ventilador.
Tras instalarnos damos un paseo por el pueblo, toda la gente al cruzarse con nosotros nos saluda, encontramos un ciber pero no tienen conexión en ese momento, otra vez será.
Cenamos en el hotel, ducha y a dormir, en la habitación hace un calor sofocante parece un horno y el ventilador es muy ruidoso, las sábanas recicladas es decir usadas, todo un lujo.
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