jueves, 31 de marzo de 2011

Nganza zambi – Kimpese

Nos levantamos y empezamos a cargar los coches, al breve aparece el Prior con su equipaje, una mochila, una bolsa llena de frutas y una cartera, los distribuyo en los pocos huecos libres que dispongo, y la bolsa de frutas en sus pies no quiero que con los baches y curvas se quede la bolsa vacía.

Comenzamos viaje, el camino más de lo mismo una pista muy erosionada por el agua, es una verdadera trialera, los muelles crujen a cada paso haciendo un estruendo que da la sensación de que se hubieran roto, en una de las paradas me doy cuenta que he perdido el faldón trasero izquierdo, no sé ni como, pero no me extraña. Parece mentira estoy deseando pisar asfalto, no me lo creo , pero hemos hecho unos 700 km. por barro, vadeos, trialeras… sin pisar asfalto y nos quedan otros 100… como si fuésemos de Badajoz a Barcelona por pistas infumables.


Durante el trayecto el cura me enseña algunas palabras en Lingala y cuando pasamos por las aldeas me cuenta un poco sobre ellas, es una pena pero hay muchas en las que no hay colegio, otras en las que los niños no disponen de pupitres y han de sentarse en el suelo, por supuesto el suelo es de tierra, ninguna dispone de luz, no tienen medios y nadie se ampara de ellos, pienso que la colecta de un día de misa en cualquier Iglesia de España serviría para dotarlos adecuadamente.


Los niños a nuestro paso gritan sonriendo tubatu, tubatu, les respondo nbote.

Llegamos a Luozi al puesto de inmigración y frontera, el policía no nos quiere estampar en el pasaporte el sello de entrada en el país, dice que hemos entrado ilegalmente, le explicamos que pasamos por el puesto de Nzala y allí nos dijeron que en Luozi haríamos los trámites aduaneros, llama por teléfono a Matadi para hacer las consultas pertinentes, mientras mi copiloto intercede por nosotros, hago uso de la tarjeta que me dio el cónsul de Congo Kinshasa en Libreville le explico que es mi amigo y que me dijo que si tenía algún problema le llamase, al final y gracias al cura todo queda en 15 $ USA y los papeles arreglados, quería 50 $ por persona.

Cambiamos 200 $ USA en moneda local, franco congoleño, me dan un gran fajo de billetes que guardo con celo parece que llevo encima los ahorros de toda una vida, no me cabe en los bolsillos.

Vamos corriendo a coger el ferry para cruzar el rio Congo, hay una tabla de horarios que mi copiloto me dice no haga caso, estamos en África, como va con retraso Adela prepara unos bocadillos de chorizo para comer, que el cura degusta por primera vez, pregunta que es le digo cerdo, me responde que está bueno mientras pega un trago a la cerveza a la sombra de un árbol.


El ferry es pequeño sólo caben dos coches, aparte de los nuestros no hay otro vehículo esperando, embarcamos y mi copiloto se pone a discutir con el cobrador nos piden 18.000 francos congoleños por coche, el precio para los locales es de 12.500, durante todo el trayecto no paran de discutir, al final tocó pagar, hay precio para blanco y otro más bajo para negro …



Llegamos a Kimpese por fin asfalto y vamos directamente a echar gasoil, allí nos está esperando la hermana de mi copi con un amigo. Decidimos pasar la noche Julio no se encuentra bien, nos acompañan a un hotel que está muy escondido pero es limpio y cómodo, tomamos una gran cerveza con nuestro guía para despedirnos, nada más sentarnos se acerca el camarero que nos pide nuestros pasaportes en nombre de un agente de aduanas que está sentado en otra mesa, nuestro amigo le dice que si quiere verlos que venga el policía, se acerca el agente que solicita nuestros documentos los estudia con detenimiento dándose importancia a su lado está de pie otro tipo, el camarero pulula por alrededor, mientras seguimos disfrutando de la bebida, tenía ganas de tomar una cerveza fría, el cura acabó con nuestras existencias.

Cenamos, ducha y a dormir, Julio pasaría muy mala noche…

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