jueves, 31 de marzo de 2011

Matadi

Al día siguiente nos acercamos a la ciudad a buscar un cíber donde poder actualizar el blog y ver los correos damos con uno que la conexión es pésima, preguntamos por otro en el que consigo escribir algo con un teclado infernal (no qwerty) y es súper lento.

Después de comer nos topamos con un escocés y su esposa ucraniana, trabajan en el casino que hay en los bajos de un hotel, nos dicen que esta noche nos acerquemos nos invitarán a una cerveza y hablaremos de nuestro viaje tienen curiosidad, el casino abre a las 21 h.

Como Julio sigue mal vamos a la misión católica para preguntar por un hospital donde le puedan reconocer, nos acercan en su coche a uno donde le hacen varias pruebas y le dan cita para mañana a las 8 a.m. para hacerle la de la malaria.

A las 9.15 p.m. me acerco al casino, antes pregunto al portero del hospital donde estamos alojados que a qué hora cierran la puerta no quisiera tener que dejar el coche en la calle, me dice que a las 10 p.m. no me da tiempo ni para una cerveza, llego al casino y le explico a nuestro nuevo amigo mi problema horario y disculpo a Adela y Julio por su ausencia, quedamos emplazados para mañana sobre las 11 de la mañana.

Al día siguiente a Julio le confirmarían que tiene malaria, ellos se quedaron en el hospital y yo me fui a ver a nuestros amigos, les expliqué que Julio estaba enfermo con malaria y no podía venir, estuvimos charlando un buen rato me presentó a su jefe un sudafricano de ascendencia boer, excelente persona, me invitaron a comer y no me dejaron pagar nada, me enseñó un restaurante que estaba montando en los altos del hotel, y nos invitó a una comida que organizaba el domingo para expatriados.

En el hospital no hay agua y la luz se va cada dos por tres, preguntamos y nos dicen que es un problema de presión en la ciudad, está enclavada sobre varias colinas y son todo pendientes. Me acuerdo que por aquí anduvo Henry Stanley (bula matari) minando montañas en búsqueda del Dr. Livingston. Lleno varias botellas con agua de lluvia que hay en unos baldes y me pego una ducha.

Al día siguiente nos llamaron de la embajada de Angola ya tenemos nuestras visas, después de una ducha con agua de lluvia Adela y yo fuimos a recoger los pasaportes, buscar ciber y hacer compras. Solo nos concedieron visado de transito y por cinco dias, no se si tendremos tiempo suficiente para atravesar Angola...


Julio se quedó descansando está mucho mejor imagino que al haber hecho la profilaxis con Lariam su malaria es leve y por suerte diagnosticada pronto.

El domingo Adela y yo nos acercamos a la comida de expatriados, coincidimos con varios portugueses, uno de ellos Carlos, me preguntó que donde estábamos alojados le expliqué que en un hospital y comenté nuestro problema con el agua, enseguida me dijo os venís a mi casa, leches me dio un apuro, fue corriendo a decírselo a su mujer que estaba hablando con Adela y esa misma tarde allí estábamos, cenamos sopa de legumbres… una gozada. Un matrimonio encantador Fernanda y Carlos les agradecemos su hospitalidad.

1 comentario:

  1. Esperada y genial actualización del blog¡¡¡ que cantidad de aventuras y anécdotas, que envidia.
    El barro seguro que lo has disfrutado un montón a pesar de ser tantos kilómetros, para la próxima dicen los wadys qeu se apuntan que para montarse en el coche también se limpian en los charcos jejeje,.

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